miércoles, 8 de mayo de 2013

Ellos...



Ellos habían pasado momentos, los más bellos juntos.

Como la vez que corrieron por la casa de ella y él se estrelló en la pared, al resbalar en el piso recién pulido. La vez que tallaron sus nombres en aquel roble frondoso que había en el parque, y a ella le pareció los más tonto y lindo del mundo.
Aquella vez, que se quedaron en silencio, escuchando sus respiraciones, el fuerte suspiro y aspiro de cada uno, y  le hacían una exuberante factura al teléfono de casa de sus padres. 

O la otra vez...

—¿Lo recuerdas?—Dijo él.
—¿La lluvia?—Respondió ella.
—Ajá. 

Y fue todo lo que dijeron, antes de pararse a mitad de la calle, mientras caía una pequeña tormenta y bailaban sin escuchar música, como si no hubiera mejor cosa, como habían hecho una vez. 

 Y, tal vez, no todo estaba perdido. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario