domingo, 1 de junio de 2014
viernes, 25 de abril de 2014
—Podrías hablar de ello, sabes, tú nunca hablas de nada.
—Nunca hay nada que contar.
—Siempre hay algo que contar. Todos siempre tenemos algo que contar, porque estamos vivos y tenemos sentimientos, y no se basa todo en ser cerrada hacia ti misma.
—No. No hay nada que contar. Porque nunca le hablo a la gente de mis sentimientos, porque no quiero su lástima, no quiero que me vean, señalen y susurren cuando voy pasando. Porque es más fácil callar que expresarle cualquier sentimiento a una persona y se tenga que hacer cargo de ello, porque no es tan malo no hablar de un enamoramiento con nadie, porque es menos complicado que decir que me gusta alguien que no gusta de mí, o que mi vida se deshace, o que la persona que tengo que llamar "papá" no es ni las primeras letras de la palabra. No. Es más sencillo no decir nada.
—Nunca hay nada que contar.
—Siempre hay algo que contar. Todos siempre tenemos algo que contar, porque estamos vivos y tenemos sentimientos, y no se basa todo en ser cerrada hacia ti misma.
—No. No hay nada que contar. Porque nunca le hablo a la gente de mis sentimientos, porque no quiero su lástima, no quiero que me vean, señalen y susurren cuando voy pasando. Porque es más fácil callar que expresarle cualquier sentimiento a una persona y se tenga que hacer cargo de ello, porque no es tan malo no hablar de un enamoramiento con nadie, porque es menos complicado que decir que me gusta alguien que no gusta de mí, o que mi vida se deshace, o que la persona que tengo que llamar "papá" no es ni las primeras letras de la palabra. No. Es más sencillo no decir nada.
jueves, 24 de abril de 2014
No tengo palabras.
No formo oraciones.
Tengo un cuaderno lleno de escritos que nadie jamás leerá, y letras que no forman oraciones para salir de mi garganta. Una incesante sensación de ahogo, y un océano de pensamientos que me empuja hacia abajo.
No tengo una respuesta para todo, o incluso un comentario ingenioso para cualquier ocasión.
Soy una consonante sin vocales que se niega a formar sonido.
No formo oraciones.
Tengo un cuaderno lleno de escritos que nadie jamás leerá, y letras que no forman oraciones para salir de mi garganta. Una incesante sensación de ahogo, y un océano de pensamientos que me empuja hacia abajo.
No tengo una respuesta para todo, o incluso un comentario ingenioso para cualquier ocasión.
Soy una consonante sin vocales que se niega a formar sonido.
lunes, 27 de enero de 2014
No digo nada.
Nunca tengo las palabras adecuadas para ninguna situación.
Siempre estoy hablando, siempre estoy diciendo algo, pero realmente no digo nada.
Temo decir algo que me deje sola.
Temo decir algo que aleje a mis amigos de mí.
Temo decir algo que hiera a los que quiero.
Temo decir algo estúpido y sentirme estúpida.
Temo hablarme a mí misma y descubrir las cosas que ignoro por cuenta propia.
Temo hablar y venirme abajo.
Así que no digo nada.
Siempre estoy hablando, siempre estoy diciendo algo, pero realmente no digo nada.
Temo decir algo que me deje sola.
Temo decir algo que aleje a mis amigos de mí.
Temo decir algo que hiera a los que quiero.
Temo decir algo estúpido y sentirme estúpida.
Temo hablarme a mí misma y descubrir las cosas que ignoro por cuenta propia.
Temo hablar y venirme abajo.
Así que no digo nada.
viernes, 24 de enero de 2014
10 minutos de escritura.
No escribo para que alguien me lea, no escribo para que alguien se sienta identificado, ni siquiera escribo porque lo haga bien porque ni si quiera creo eso, sólo escribo.
Escribo para poder hablar de algo que me importa, escribo para mí, para liberar de mi cabeza cosas que no puedo hablar ni conmigo misma más que en un papel.
No pretendo ser la mejor, nunca lo he sido, y nunca lo seré, pero al escribir siento la paz que nunca he sentido con nada, y sé que hay mejores personas que yo escribiendo, pero nadie puede expresar lo que siento más que yo misma con mis propias palabras.
Yo misma, un ser de pensamientos extraños, ideas retorcidas y muchas historias que no tienen sentido.
Escribo de lo que sé, de lo que quiero, de lo que no, de las cosas que alguna vez soñé que quise que fueran realidad.
No sé si la mitad de cosas que debería saber, pero me siento ligeramente inteligente cuando puedo escribir algo con sentido. Algo que podría leer siendo otra persona y sabría que me gustaría.
Una aceptación es lo único que no niego. Porque soy susceptible a los halagos. Un "escribes bien" es la gloria para mí, pero yo no escribo para nadie, así que desearlos ni es aceptable para mí.
Y ya ni sé qué estoy escribiendo, 10 minutos de escritura es la obligación de hoy.
Escribir, escribir, escribir y publicar.
Sorprendente no puedo pensar en cosas que escribir, cuando mi cerebro rebosa de idas no tengo ni un papel dónde anotar. Mi memoria es casi tan inútil como un lápiz sin punta.
Pero escribo.
Escribir, escribir, escribir y publicar.
Sorprendente no puedo pensar en cosas que escribir, cuando mi cerebro rebosa de idas no tengo ni un papel dónde anotar. Mi memoria es casi tan inútil como un lápiz sin punta.
Pero escribo.
domingo, 19 de enero de 2014
¿Dónde estás?
Encontré viejas cartas dirigidas a tu nombre, y siempre con la misma pregunta.
"Hoy me caí. ¿Dónde estás?"
"Pelee con mami. ¿Dónde estás?"
"Creo que estoy enferma. ¿Dónde estás?"
"Te extraño. ¿Dónde estás?"
"Hoy me gradúo. ¿Dónde estás?"
Hoy estoy escribiendo esto, y me sigo preguntando, papá, dónde estás, y por qué en ningún momento has estado cuando te necesito.
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