viernes, 24 de enero de 2014

10 minutos de escritura.

No escribo para que alguien me lea, no escribo para que alguien se sienta identificado, ni siquiera escribo porque lo haga bien porque ni si quiera creo eso, sólo escribo. 
Escribo para poder hablar de algo que me importa, escribo para mí, para liberar de mi cabeza cosas que no puedo hablar ni conmigo misma más que en un papel. 

No pretendo ser la mejor, nunca lo he sido, y nunca lo seré, pero al escribir siento la paz que nunca he sentido con nada, y sé que hay mejores personas que yo escribiendo, pero nadie puede expresar lo que siento más que yo misma con mis propias palabras. 

Yo misma, un ser de pensamientos extraños, ideas retorcidas y muchas historias que no tienen sentido. 

Escribo de lo que sé, de lo que quiero, de lo que no, de las cosas que alguna vez soñé que quise que fueran realidad.

 No sé si la mitad de cosas que debería saber, pero me siento ligeramente inteligente cuando puedo escribir algo con sentido. Algo que podría leer siendo otra persona y sabría que me gustaría.

Una aceptación es lo único que no niego. Porque soy susceptible a los halagos. Un "escribes bien" es la gloria para mí, pero yo no escribo para nadie, así que desearlos ni es aceptable para mí. 

Y ya ni sé qué estoy escribiendo, 10 minutos de escritura es la obligación de hoy.
Escribir, escribir, escribir y publicar. 

Sorprendente no puedo pensar en cosas que escribir,  cuando mi cerebro rebosa de idas no tengo ni un papel dónde anotar.  Mi memoria es casi tan inútil como un lápiz sin punta.  

Pero escribo. 

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