martes, 23 de abril de 2013

Las cosas que no dijimos.


Ese día dijimos muchas cosas, y creo que realmente no dijimos nada. 

No, realmente no lo hicimos. 

No sé sí fue porque empecé a gritar o porque tú no parabas de insultarme. (O sí fue por la profesora en el otro salón que nos mandó a callar).  Sigo sin entender cómo fue que empezó todo. No es que nunca hubiésemos peleado, pero algo era diferente. Creo que fue porque me sentí traicionada, o porque fui tan estúpida de no ocuparme de mis problemas, de todas maneras, eso desencadenó todo. 

Así que lo que estoy pensando es... ese gritamos mucho; oh sí, como gritamos. Pero también creo que pedimos perdón, ya ni sé por qué lo hicimos. Pero quiero pensar en qué no dijimos.

Nunca dijimos cómo seguiríamos, creo que era muy tarde para eso. O lo incomoda que me sentiría estando a tu lado sin ser lo mismo de antes, lo mucho que extrañaría caminar contigo a casa, después del colegio y quejarnos de los profesores. Cómo seguirías siendo amigo de mis amigas, sin que pudiéramos hablar todos juntos.  Las veces que miraría a tu casa, recordando cuando nos íbamos juntos. Que me molestarían cosas tuyas y no podría decirte; o que dirías algo gracioso y yo no me reiría de tus chistes. El silencio incomodo de  estar juntos por obligación... Sí, creo que no dijimos esas cosas. 

Y me gustaría haber hablado de eso, porque ahora tengo esas preguntas en mi cabeza, y no sé cómo contestarlas...

De cualquier manera, ya ni sé por qué estoy escribiendo esto. Creo que quería decirte adiós, tal vez, el adiós que nunca te dije en persona. 

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